Así lo determinan los datos recogidos por la Asociación de Enfermería Familiar y Comunitaria de Cataluña

Dra. Núria Querol
Un 30 % de las mujeres que visitan los Centros de Atención Primaria (CAP) son o han sido víctimas de violencia machista, según ha expuesto la Asociación de Enfermería Familiar y Comunitaria de Cataluña (AIficc) en unas jornadas sobre la capacidad del médico para detectar y prevenir la violencia machista.
Uno de los problemas a los que se enfrentan los profesionales es que las propias víctimas no suelen comentar su situación, según la médico familia Núria Querol, miembro de la Comisión Nacional contra la Violencia de Género de la Generalitat. A pesar de este dato, los profesionales sanitarios identifican un 17 por ciento de las víctimas, aunque un 80 por ciento declara que no les hubiera molestado que se les hubiera preguntado por el tema.
«La enfermería de primaria tiene un papel clave en la prevención de la violencia doméstica dada su cercanía con la gente, que le permite detectar y actuar de manera directa. Para ello, debe estar capacitada para su detección y prevención y estar sensibilizada en torno a este problema social», ha señalado Querol.
Sin embargo, en las consultas de enfermería de primaria las víctimas no suelen hablar de su situación espontáneamente y resulta difícil identificar situaciones de maltrato, por lo que la asociación defiende que haya enfermeras formadas en la materia.
«Es por el papel destacado de la enfermera en detectar casos de violencia de género por lo que hay que desarrollar programas formativos encaminados a potenciar las habilidades de las enfermeras para detectar, informar y evaluar los malos tratos», según la Alficc.
«En los casos en que se sospeche que hay maltrato hay que tener claro que hay que hacer una Entrevista Clínica Específica y siempre atender a la mujer en un clima de confianza adecuado. La entrevista debe ir dirigida hacia la lesión o causa de consulta, y si se sospecha habrá que preguntar directamente por la violencia doméstica», ha explicado Querol.
Según la doctora, «la exploración física debe ser minuciosa en forma y fondo para que no se escapen posibles lesiones asociadas. Debemos asegurar la confidencialidad de la paciente y garantizar la discreción e intimidad de la misma. Debemos creer en la paciente, tomarla en serio. E iremos haciendo preguntas dirigidas desde el más general hasta el más concreto».
La especialista ha recordado que el uso de la pregunta universal «¿Qué tal van las cosas en casa?» puede ayudar a detectar este tipo de violencia. A partir de ahí, se puede incidir en preguntas de otro tipo: «¿Con quién vive? ¿Tiene problemas con su marido? ¿Con los hijos?» Todo ello antes de preguntar directamente por el maltrato o por la sensación de miedo.
Según Querol, «una vez confirmados los malos tratos, es importante no culpar, respetar sus decisiones e informar de los peligros que corre y de los medios que tiene. Es aquí donde se deberá valorar en primer lugar la necesidad de una actuación urgente de los profesionales de la psicología/psiquiatría y trabajo social, y en segundo lugar la valoración de la situación del riesgo vital inmediato tanto físico, psíquico y social».
Querol ha señalado como síntomas de sospecha «que el compañero de la paciente conteste por ella o que rechace abandonar la consulta. Que ella mire constantemente a su compañero buscando su aprobación. Que observemos discordancia entre el incidente que explica y el tipo de lesión que presenta».
«Las mujeres en situaciones de mayor riesgo son aquellas que han sido testigos o víctimas de violencia en su infancia, que sufren o han sufrido aislamiento social, que son dependientes económicamente y poseen un bajo nivel educativo, pero el factor principal de riesgo para la violencia contra las mujeres es, precisamente, ser mujer», ha concluido.
Fuente: Redacción Médica
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la propia asociación, el 30% de las mujeres que visitan la consulta de Atención Primaria es o ha sido víctima de violencia de género, incluyendo violencia física o sexual; sin embargo, muy pocas pacientes hablan de forma espontánea de su situación.
A pesar del hermetismo, los profesionales sanitarios de Atención Primaria detectan hasta un 17% de casos de violencia de género; una cifra que podría aumentar con 2 medidas básicas:
- El personal de Atención Primaria debe tomar la iniciativa al hablar de violencia de género.
- Debe existir mayor implicación del personal de enfermería formado en la materia en el abordaje de este problema de Salud Pública.
En este sentido, la Aificc señala que, según estudios recientes, el 80% de las víctimas de violencia de género no hubieren tenido inconveniente si les hubiese preguntado por el tema. Así mismo, señalan, el nivel de respuesta mejora de un 7,5% hasta un 30% cuando la mujer es atendida por enfermeras formadas en la materia.
Abordar la violencia de género en consulta
“En los casos en que se sospeche de violencia de género, hay que tener claro que hay que hacer una entrevista clínica específica y siempre atender a la mujer en un clima de confianza adecuado”, recomienda la médico de Atención Primaria y miembro de la Comisión Nacional contra la Violencia de Género de la Generalitat, Núria Querol.
La sospecha puede surgir a lo largo de varias sesiones. El objetivo, resume, es que, a lo largo de las visitas, los médicos de Atención Primaria y el personal de enfermería se apoyen mutuamente, buscando señales y síntomas:
- El compañero de la paciente contesta por ella o rechaza abandonar la consulta.
- Ella mira constantemente a su compañero buscando aprobación.
- Se observa discordancia entre el incidente que explica y el tipo de lesión que presenta.
- Se observa retraso en la petición de atención médica: presenta hematomas en diferentes grados de evolución o señales de lesiones antiguas.
- Se observan lesiones que indican una postura defensiva
- Presenta fracturas frecuentes de huesos nasales, dientes y mandíbula, o el desgarro del lóbulo de la oreja por arranque de los pendientes.
“La exploración física debe ser minuciosa y la entrevista debe ir dirigida hacia la lesión o causa de consulta, y si se sospecha habrá que preguntar directamente por la violencia de género”, explica la doctora, miembro de la American Society of Criminology y la National Sheriff’s Associaction (Nlecaa). En todo caso, insiste, “debemos tomar en serio a la posible víctima de violencia de género y garantizar la discreción e intimidad”.
En caso de que la violencia de género sea confirmada, “es importante no culpabilizar, respetar las decisiones de la víctima e informar de los peligros que corre y de los medios que tiene”, recuerda Querol:
- Informar a la paciente sobre los recursos sociosanitarios disponibles.
- Proporcionarle teléfonos de ayuda urgente.
- Indicar los pasos para formalizar la denuncia.
- Explicar los riesgos corre su salud y la de sus hijos.
- Remitir a la paciente a servicios especializados como el Servicio Integral de Atención a la Mujer (SIAD)
- Registrar los hechos, la descripción de las lesiones, las pruebas diagnósticas, el diagnóstico final y la actitud terapéutica y evolución de la paciente en la historia clínica.
Durante este proceso “se deberá valorar la necesidad de una actuación urgente por parte de los profesionales de Psicología, Psiquiatría y Trabajo Social, y la situación del riesgo vital inmediato tanto de la mujer”, recuerda la experta en Atención Primaria.
Las raíces de la violencia de género
La violencia de género en España es “un fenómeno invisibilizado e inmerso en el ámbito privado”, denuncia Querol. Esta lacra, que solo en 2017 ha sumado el asesinato de 27 mujeres, “tiene profundas raíces sociales y culturales, y está vinculada al desequilibrio en las relaciones de poder entre hombres y mujeres en los ámbitos social, económico, religioso y político”, profundiza la experta.
“El factor principal de riesgo para la violencia de género contra las mujeres es, precisamente, el hecho de ser mujer”, lamenta. No obstante, entre los grupos más vulnerables se encuentran las mujeres que han sido testigos o víctimas de violencia en su infancia, que sufren o han sufrido aislamiento social, que son dependientes económicamente o que poseen un bajo nivel educativo.
Los profesionales de Atención Primaria deben tener en cuenta que, además de sufrir consecuencias físicas como contusiones, traumatismos y heridas, todas ellas pueden ser víctimas de otros muchos trastornos de la salud -trastornos del sueño, alteración del ciclo menstrual, abuso de alcohol, pérdida de empleo, autolesiones, etc.- que necesitan ser atendidos y relacionados con la causa original, la violencia de género.
Fuente: Medsbla
El 30% de les dones que visiten els CAPs han patit algun tipus de violència
El 30% de les dones que es visiten en les consultes d’atenció primària han estat víctimes de violència amb anterioritat, segons estudis de l’Associació d’Infermeria Familiar i Comunitària de Catalunya (AIFICC) presentats en les VI Jornades d’Actualització per millorar coneixements i habilitats en diferents àmbits professionals.
Segons ha informat l’AIFICC en un comunicat, les víctimes no solen voler parlar de la seva situació de forma espontània en les consultes d’infermeria, i resulta difícil identificar situacions de maltractament.
Estudis recents demostren que l’explicació voluntària que es pateix maltractament millora entre un 7,5% i un 30% quan la dona és atesa per infermeres formades en la matèria.
L’associació ha reivindicat el seu paper a l’hora de detectar casos de violència de gènere, i ha defensat el desenvolupament de programes formatius encaminats a potenciar les habilitats de les infermeres per detectar, informar i avaluar maltractaments.
Generar un clima adequat, fer exploracions físiques minucioses, assegurar la confidencialitat, restar culpa, respectar decisions i informar dels perills que corre i els mitjans al seu abast són alguns dels aspectes més destacats, segons infermeria.
Més endavant vindran els següents passos com remetre a la pacient a Serveis Especialitzats com el Servei Integral d’Atenció a la Dona (SIAD), el Servei d’Intervenció especialitzada (SIE, integrat per psicòlegs, advocats i treballadors socials), o al Grup d’Atenció a la Víctima (GAV) dels Mossos d’Esquadra on es pot trobar orientació i assessorament, encara que no es posi cap denúncia.
I finalment, caldrà que la infermera registri els fets, la descripció de les lesions, les proves diagnòstiques, el diagnòstic final i l’actitud terapèutica i evolució de la pacient a la història clínica.
En aquest 2017, a Espanya han mort per la violència de gènere 27 dones. Segons la doctora Núria Querol, metge de família, membre de la Comissió Nacional contra la Violència de Gènere de la Generalitat, i membre, entre altres organismes de l’American Society of Criminology i la National Sheriff ‘s Associaction (NLECAA) el maltractament «invisibilitzat i immers en l’àmbit privat en la majoria de les situacions «.
Per a la doctora «la violència contra les dones té profundes arrels socials i culturals i està vinculada al desequilibri en les relacions de poder entre homes i dones en els àmbits social, econòmic, religiós i polític. Les dones en situacions de major risc són aquelles que han estat testimonis o víctimes de violència en la seva infància, que pateixen o han patit aïllament social, que són dependents econòmicament i posseeixen un baix nivell educatiu «i conclou» el factor principal de risc per a la violència contra les dones és, precisament, el fet de ser dona «.
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